lunes, 22 de junio de 2015

El precio de los Recursos Naturales

Si bien, muchos de los productos y mercancías que solemos adquirir en cualquier establecimiento comercial tiene un determinado precio (ya establecido por el mercado en una microeconomía o macroeconomía), entonces ¿Qué pasa con los Recursos Naturales? Pareciera un gran dilema el tratar de ponerle precio a todo recurso (agua, árboles y animales) que se encuentra de manera libre en su medio natural, además de parecer algo descabellado para ciertas mentalidades que creen que “conservar” es no tocar (y que salen desnudas a las calles y que por obvias razones casi nadie lee las pancartas). Y es que el ser humano, desde los principios del surgimiento de la Economía ya le había echado el ojo a un recurso natural, por el cual se han librado grandes revoluciones y levantamientos. Y no es exageración, basta mirar los libros de historia, que aunque ocultan muchas verdades, aún mantienen cierta lógica con respecto a los detonantes de muchos enfrentamientos en el pasado y en el presente, y la mayoría de las veces es por este recurso: la tierra.
La tierra para un campesino es un recurso de vital importancia, pues de ella obtiene sustento, construye su vivienda y genera trabajo para sí; para un obrero es su medio de trabajo, y para un obeso y sonriente empresario una pila de billetes. De esta manera entendemos que de la tierra se obtienen los recursos naturales, y por lo tanto, su disposición ya cuenta con una reglamentación. Vamos a utilizar un poco el leguaje economista. La tierra en la materia también se denomina como propiedad y sus derechos tienen dos componentes: el primero es la propiedad misma, que define al dueño de los títulos de propiedad. En nuestra propia sociedad existen diversas formas de propiedad: de acceso libre, donde nadie es excluido del uso de los recursos naturales y nadie tiene la obligación de cuidarlos; la propiedad pública cuando el gobierno determina quiénes serán excluidos del goce de un recurso y quiénes tendrán la obligación de cuidarlos; la propiedad comunitaria es cuando el recurso pertenece a un grupo social determinado (en nuestro país son los ejidos), quienes se benefician de su buen uso y, conjuntamente con el gobierno, tienen la obligación de cuidarlos. Finalmente la propiedad privada, en la que el dueño del título es un agente económico individual, quien se beneficia de cuidarlo y paga las consecuencias de no hacerlo.
Podemos citar grandes ejemplos sobre el correcto uso que han desempeñado los dueños de las anteriores formas de derecho de propiedad, pero también habría que citar otros ejemplos que demuestren que no siempre se puede hacer un buen aprovechamiento de los recursos. Tal es el caso de la propiedad de acceso libre, como las zonas federales: las playas, por ejemplo. Como cualquiera puede utilizarlos sin sentirse obligados a cuidarlas, cualquier hotelero puede descargar sus aguas negras en ellas, los bañistas arrojar su basura y los restauranteros litigar con otros restauranteros por invadir “su propiedad”. Muy a pesar de que existen leyes sobre protección a los recursos naturales, se observa una clara inconsistencia por parte de las autoridades que nada más se dedican a condenar con excesiva severidad a una persona sorprendida extrayendo huevos de tortuga, y a poner papelitos de “clausurado” a obras de exorbitantes dimensiones en zonas prohibidas (que curiosamente continúan construyéndose sin mayores problemas). La principal problemática radica en que no se ha considerado la importancia de un aprovechamiento sustentable (economía, sociedad y medio ambiente), lo que se traduce en una clara falta de educación en la sociedad y sus gobernantes.
Entonces ¿Cuál es el precio de los recursos naturales? ¿El que se paga por la renta de la tierra?, ¿son las infracciones por su degradación? O bien, la llamada política de “el que contamina paga”, que aunque en un principio pareciera ser una buena forma de controlar el daño ambiental, tal perece una forma de “rentar” las áreas naturales como vertederos por una módica cantidad (tomando en cuenta que los contaminadores tienen mejores ganancias que un diputado o un cebado banquero). Desde un punto de vista personal, el precio de los recursos naturales puede que no radique simplemente en su valor monetario, puesto que la misma ideología recae en este nimio concepto. Debe existir un soporte más robusto, o bien un entendimiento más claro sobre los principios que sustentan dicha ley y una concientización colectiva de que “el que contamina paga” es mucho más que una simple idea propuesta por un partido político por obra de la generación espontánea (o creación divina, que es lo mismo). Solo entonces podrá haber una estimación más precisa y justa sobre el valor de los recursos naturales, y hacer a un lado la idea de que la Economía solo trata de billetes, bancos y un hombre muy obeso de saco gris, si no que los mismos recursos y su aprovechamiento moderado son materia de alta importancia y la responsabilidad por su cuidado recae en todos.

Literatura consultada
Enríquez-Andrade R. R. 2005. Introducción al análisis económico de los recursos naturales y del ambiente. Universidad Autónoma de Baja California. México. 263 p.



Mundo… ¡EL DINERO NO SE COME!


Hace algún tiempo, se pensaba que todos los recursos utilizados por el hombre se regeneraban (renovables); sin embargo, hoy en día se sabe que esto no es así. Siendo que a este tipo de recursos se les conozca como no renovables.


¿Cuál es la problemática actual?
El recurso financiero se ha sobrepuesto sobre muchas de las cosas vitales para la vida en el planeta. La tala inmoderada, sobreexplotación de mantos acuíferos, explotación del petróleo, minerales, y demás. Es cierto que algunos de estos recursos no son indispensables en el ecosistema, sin embargo se han vuelto una materia prima para la elaboración de materiales utilizados por el hombre. Y si son útiles para el hombre, entonces ¿Cuál es el problema? La problemática radica en que, para muchos de estos materiales, aun no se cuenta con una tecnología de reemplazo del mismo, ejemplo de esto es el petróleo. Plásticos, ropa, mochilas, útiles… están elaborados a base de este compuesto, y ni se hable de la gasolina. ¿Quién no utiliza el transporte? ¿Una moto? ¿Su automóvil?, probablemente pienses “bueno ya se inventó el biocombustible…” “No exageres, ya hay carros eléctricos”, es cierto, ya hay estas nuevas tecnologías, como el de los carros, pero hablemos del biocombustible.

¿Sabes de que esta hecho el biocombustible? de aceites vegetales, primordialmente de girasol (Helianthus annuus), colza (Brassica napus var. oleífera), soja (Glycine max), solo por mencionar algunos. Para el caso de la soja, se obtiene aproximadamente 420 L por hectárea por año. ¿Cuál es el lado negativo de todo esto? Bueno, para estos cultivos se necesita un terreno agrícola. Esto nos lleva al cambio de uso de suelo, deforestación y contaminación del suelo y mantos acuíferos por el uso de químicos para el control de plagas en los cultivos.


Muchas de estas industrias, no miden las consecuencias del nivel de contaminación que pueden llegar a generar durante el proceso de transformación de la materia prima como: el biocombustible; el petróleo; minerales como el oro, plata y demás. Y aunque existen leyes que “regulan” estos puntos, muchas veces no se cumplen. La mayoría de estas empresas, solo asumen el costo privado y no como tal el coste social. De este último como tal, no toman en cuenta el costo externo. El costo externo se ve reflejado en el gasto que deben realizar las personas que quieren hacer uso de algún recurso, y que debido a la contaminación generada por la empresa, deben gastar financieramente para poder “limpiar” el recurso y poder utilizarlo.

No se trata de “puedes ver… pero no tocar”, se trata de saber aprovechar y conservar al mismo tiempo. Como en la regla de Hotelling, que intenta decir que momento es el más adecuado para aprovechar un recurso. Aunque en mi punto de vista, es un modelo que se queda corto para las necesidades actuales. En un punto llegaremos a la crisis de los recursos tanto renovables como no renovables y entonces es cuando el hombre se dará cuenta, que el dinero no se puede comer.


Literatura consultada
  • Meleno-Moreno, V. et al. 2006. Identidades 10: Sociales. Norma. Colombia. 296 p.
  • Rendimiento de cultivos oleaginosos por hectárea aptos para biodiesel. http://www.biodiesel-uruguay.com/articulos/uy-5.php. Última fecha de consulta: 20 de junio de 2015. 

El principio del quien contamina paga: de lo justo a lo invaluable en materia de impacto ambiental
Este principio inicia en el ámbito de la economía y posteriormente, se adopta en el derecho ambiental. Con el legado económico y con una vinculación con la teorías de los costos sociales y la competencia, este principio se ha implementado como herramienta para integrar los gastos de la protección ambiental dentro de un mercado (Boix, 2014).
Principalmente, la influencia del sector internacional, los convenios internacionales a los que se incorporó México influyeron para que el país tomara en cuenta el aspecto ambiental como un eje fundamental de la política de desarrollo. Se buscó la vinculación del impacto ambiental con otros instrumentos de política ambiental, con el objetivo de trabajar de manera holística  y alcanzar un espectro más amplio sobre los problemas ambientales y sus posibles soluciones así como el de incorporar a los diferentes actores sociales de los sectores públicos y privados para analizar los aspectos ambientales, sociales y económicos (Instituto Nacional de Ecología, 2000). En nuestro país, el número de habitantes a incrementado de manera rápida en los últimos años, provocando cambios y pérdidas en la biodiversidad debido a la demanda de tierra para establecer los diferentes asentamientos humanos. Un factor muy importante es la política social, que se encarga de implementar estrategias gubernamentales de seguridad, salud y desarrollo urbano (planificación del uso del suelo). Últimamente, las políticas de reparto agrario, de fomento agropecuario y forestal, de fomento a la colonización, al desarrollo turístico y a la construcción de infraestructura, por lo que la evaluación del impacto ambiental debe considerarse como necesario para poder implementar estas estrategias (Challenger et al., 2009).

En México es común que se utilice este principio en cuestiones del impacto ambiental, que consiste en declarar legalmente a los responsables que ocasionan daños ambientales y sancionarlos según al marco jurídico propuesto por la PROFEPA (Meixueiro, 2007). No obstante, es muy subjetivo y difícil de establecer las cuotas que deberían pagar aquellas empresas que provoquen daños a los ecosistemas, pues es muy complicado asignar algún valor económico a los diferentes servicios ambientales que nos brinda la naturaleza (Starmer, 1998). Por citar algún ejemplo de este principio, se encuentra el caso del río en Sonora, que fue contaminado por el derrame de sulfato de cobre provocado por una minería. Afectando seriamente ríos, la diversidad acuática y a los diferentes asentamientos humanos que se beneficiaban de estos recursos ¿es posible asignar un precio? (Cisneros, 2014). Independientemente de la cuota que se haya establecido, la industria minera es una de las más importantes a nivel nacional, debido a que aporta el 4,9% del Producto Interno Bruto nacional (Secretaría de Economía, 2015) y tomando en cuenta, que nuestro país se encuentra en vías de desarrollo difícilmente, este sector económico se podrá regular de manera adecuada. Es de vital importancia, que los actores en materia de impacto ambiental no deben solamente considerar la reparación de los daños causados a los bienes patrimoniales de las personas, sino a la recuperación del deterioro ocasionado a los ecosistemas (Meixueiro, 2007).
Bibliografía
Boix, S. R. 2014. Los tributos ecológicos y el principio quien contamina paga. Revista Seção Judiciária do Río de Janeiro, 21(39): 143-166.
Challenger, A. et al. 2009. Factores de cambio y estado de la biodiversidad, en Capital natural de México, voll. II: Estado de conservación y tendencias de cambio. CONABIO, México, pp. 37-73.
Instituto Nacional de Ecología. 2000. La evaluación del impacto ambiental: logros y retos para el desarrollo sustentable 1995- 2000. Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca. Instituto Nacional de Ecología. México. 160 p.
Meixueiro, N. G. M. 2007. El principio del que contamina paga: alcances y pendientes en la legislación mexicana. Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, 13: 1-35.
Starmer, V. C. 1998. The economics of risk. En: Calow, P. (ed.), Handbook of Environmental Risk Assessment and Management. Blackwell Science. Great Britain, pp. 319-344.
Fuentes de información
Cisneros, D. J. R. 2014. Derrame en el río Sonora: lo que sabemos y lo que no sobre el caso. Última revisión, 21 de junio de 2015. Disponible en < http://mexico.cnn.com/nacional/2014/08/28/derrame-en-el-rio-sonora-lo-que-sabemos-y-lo-que-no-sobre-el-caso>
Secretaría de Economía. 2015. Minería. Última revisión, 21 de junio de 2015. Disponible en <http://www.economia.gob.mx/comunidad-negocios/mineria>

Soluciones de mercado: El enfoque de Coase

El desarrollo social se basa principalmente en un modelo económico que indudablemente ha traído grandes avances en todos los campos del conocimiento y por si fuera poco el bienestar de la sociedad; pero, también ha traído impactos negativos a la naturaleza generando contaminación que en cierto punto afecta a la salud publica. 
Seguramente a diario  estas consumiendo productos  que si te pusieses a pensar en todo el proceso que se realizó desde que fue materia prima hasta el producto final, realmente no verías el reflejo en el precio del producto  y los beneficios que este te ofrece,  a esto se le llama externalidad.
Ronald Coase (Nobel de Economía en 1991), hace mención que no es necesario la intervención del estado en la implementación de impuesto a las empresas que  contaminen  (para mayor información checar la propuesta de Pigou), sino que se debe evaluar los costos que cada posible solución costaría “EL QUE CONTAMINA PAGA”. Tomado como escenario algunas acciones de contaminación que en México sucede como son los derrames petroleros, Coase al respecto opinaría  “al detectar una actividad contaminante, puede solicitarse al agente económico en cuestión el pago de un impuesto que sea equivalente al daño causado”, indudablemente esta opción no es de toda acertada, se pueden fijar multas de millones de pesos (Transocean paga 1,400 mdd en multas por el derrame de petrolero en 2010), pero ralamente las afectaciones del medio natural y social quizá sean superior, ya que las evaluaciones de las afectaciones pueden ser solo subjetivas. Otro punto adicional de acuerdo a Coase, debe evaluarse las inquietudes de la sociedad  y la tolerancia de las actividades que generan la contaminación. 
En la actualidad en México en algunas leyes en materia ambiental se fundamentan en Ronald Coase, principalmente en las multas que se les asignan a empresas que contaminen por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA); sin embargo existen algunas debilidades en la subjetividad de los daños  que los contaminantes pueden producir a un corto mediano y largo plazo.       

Bibliografía                                                                       
Bengochea, A. 2010.Dimecion medioambiental de la RSC, Colección Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa. Netbiblo. 312 p.  

Beyer, H. 1992. RONALD H. COASE Y SU CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LA ECONOMÍA Y DEL DERECHO. Estudios públicos 1:21.
Mendezcarlo, V., A. Medina, G. Becerra. LAS TEORÍAS DE PIGOU Y COASE, BASE PARA LA PROPUESTA DE GESTIÓN E INNOVACIÓN DE UN IMPUESTO AMBIENTAL EN MÉXICO. Disponible en < http://www.eumed.net/rev/tlatemoani/02/sjq.htm> consultado 21 de junio del 2015.  
La contaminación ¿una paradoja económica?

Podemos definir el concepto de contaminación de muchas maneras, sin embargo, el concepto que mas se ajusta a la economía es la de Odum (1986), quien lo define como  la alteración o cambio perjudicial en las características físicas, químicas o biológicas del aire, el suelo y el agua, que puede afectar nocivamente la vida humana y la biodiversidad, los procesos industriales, las condiciones vitales del hombre  y su acervo cultural, además de generar el deterioro y agotamiento de los recursos de la naturaleza.
En este concepto se toca el término de procesos industriales, término que no es muy común en los conceptos de contaminación. Los conceptos básicos siempre están enfocados al deterioro del ambiente y al impacto que tiene en los recursos naturales visualizado como la perdida sustancial de estas. En los procesos económicos e industriales se considera al ambiente como el proveedor de la materia prima, por lo que es incluida como un elemento muy importante en las teorías económicas, siendo en esta parte el punto de partida para visualizar a la contaminación como una variable económica, pues no solo afecta al ambiente si no también a la sociedad humana.
En este sentido la contaminación es vista como una externalidad negativa ya que provoca un malestar en la calidad de vida de la sociedad, pues no genera un nivel optimo de bienestar y solo se da bajo dos condiciones: cuando una actividad de un agente económico provoca una perdida de bienestar a otro agente o cuando la perdida de bienestar no esta recompensada (Reyes, 2005). En un proceso económico se producen bienes y servicios que son fabricados para cubrir las necesidades de la sociedad, en este sentido el dueño de las empresas adquieren recursos económicos por producir esos bienes y servicios, provenientes de quien consumen la producción.
Sin embargo para producir, se generan residuos que desde el puto de vista físico es una energía con una alta entropía, y por consiguiente genera daños al ambiente y a la sociedad en donde es vertida,  este malestar o daño generado no es pagado y tampoco reparado, convirtiéndose en una externalidad negativa. Existen dos formas de evitar que se generen estos daños: una formulada por Pigou (1920), quine proponía que las empresas deberían de pagar un impuesto por la contaminación que generaban y que este impuesto era proporcional al nivel óptimo de producción, en el punto en donde se intersectan el beneficio marginal privado y costo marginal externo o contaminación que se genera. Otro de forma de evitarla era a trabes las soluciones de mercado propuesto por Coase (1960) de acuerdos entre los agentes que producían la contaminación y los que la sufrían.
A pesar de que son herramientas que podrían amortiguar la contaminación no funcionan correctamente, debido a que no se conocen los factores que intervienen en estos procesos, en este caso se tiene que conocer la magnitud del daño generado, para poder darle un coste monetario, el cual esta muy lejos de ser el valor real, así como también la cantidad de recursos que el sector privado genere con respecto a la contaminación que produce. Una de las alternativas propuestas es crear un marco legal que permita que las empresas estén obligadas a rendir informes, para que los impuestos que se les impongas por lo menos sirvan para repara alguna parte del sector afectado, así como también darle herramienta a la parte afectada para que pueda cobrar y negociar por el daño generado.
Sin embargo las políticas generadas y el sistema económico actual han intervenido en gran medida en la búsqueda de un equilibrio entre la producción, el uso de los recursos naturales, el consumo y la contaminación generada al ambiente, por lo que es difícil determinar el sistema idóneo y por consiguiente de la contaminación solo conocemos su definición.

Bibliografía
Coase R. 1960. Problem of social Cost. In Medescarlo D. V., Medina J. A., Becerra Q. G. E. 2010. Consultado el 21 de Junio de 2015 en: http://www.eumed.net/rev/tlatemoani/02/sjq.htm
Odum E. 1986. Fundamentos de Ecología. In Reyes G. R. E., Galván R. L. E., Aguiar S. M. El precio de la contaminación como herramienta económica e instrumento de política ambiental. 30 (7): 436-441
Pigou A. 1920. The economic of Welfare. In Medescarlo D. V., Medina J. A., Becerra Q. G. E. 2010. Consultado el 21 de Junio de 2015 en: http://www.eumed.net/rev/tlatemoani/02/sjq.htm

Reyes G. R. E., Galván R. L. E., Aguiar S. M. El precio de la contaminación como herramienta económica e instrumento de política ambiental. 30 (7): 436-441
Soluciones de macradas: El enfoque de Pigou

El derroche de recursos naturales y fuentes de energía no renovables sin un criterio sustentable es un factor que genera una descontrolada contaminación y afecta la salud de los habitantes, por la cual paga toda la sociedad. El desarrollo de la sociedad contemporánea bajo el actual modelo económico ha traído enormes avances en todos los campos del conocimiento y en desarrollo de la tecnología, pero también ha tenido impactos desbastadores en la naturaleza y los que dependen de ella, el cambio climático, el calentamiento global y sus consecuencias es una  prueba que no se puede negar.
Este problema ya se ha abordado desde diferentes perspectivas por varios estudiosos de la economía clásica desde hace ya el transcurso de varios años. Uno de ellos es el enfoque que le da Arthur Pigou al concepto de contaminación y que lo traslada y analiza desde el campo de la economía clásica. Pigou propone y afirma que -el que contamina paga- y el estado debe hacerse responsable y velar por la salud y economía de los habitantes.
El crecimiento exponencial de la población y la utilización en sobre medida de estos recursos naturales ha llevado a la sociedad actual a disfrutar de las ventajas que ofrece el desarrollo, pero a un costo no cuantificable. La generación de contaminación en sus diversas formas no auguran un futuro prometedor, sino de muy pocas expectativas para la subsistencia de las diversas formas de vida en la tierra. Es por ello que Pigou menciona que se hace necesaria la búsqueda de una conciliación o negociación de las metas de desarrollo mundial con las capacidades del medio ambiente, de tal forma que se garantice la coexistencia e integración de un crecimiento económico asegurado con una mejora integral de la población actual y futuras generaciones. En el modelo económico vigente es la sostenibilidad ambiental y no la sostenibilidad económica la que debe promoverse en el futuro. Esta dinámica del sistema capitalista ha generado distorsiones en el mercado,  desigualdad social y deterioro al medio ambiente, debido a la presencia de externalidades, esta se genera cuando la actividad de un agente económico causa un efecto real involuntario o en conciencia en el bienestar de otro agente. Todas las externalidades pueden ser toleradas hasta cierto nivel, dicha tolerancia dependerá de la capacidad de mitigación o de neutralización de los efectos nocivos generados en el medio por el agente económico, Pigou propuso corregir las distorsiones generadas en los sistemas de precios por la presencia de externalidades negativas con el cobro de un impuesto cuyo monto compensaría los daños causados. Es el origen de los denominados impuestos ambientales, cuya finalidad es lograr la internalización de las externalidades generadas a través del uso del mismo sistema de precios. Pigou dio una solución de acuerdo a su tiempo, sin embargo dio pauta para que se generaran nuevas ideas al respecto. Su enfoque no es el más adecuado ya que va más allá de una simple negociación en donde se llega a un acuerdo y se compensa al afectado, sino que se presta para que las empresas puedan contaminar y después resanar una parte de lo afectado sin que afecte su economía y pero sí afectando a terceros. Los impuestos ambientales de inspiración Piguviana, pretenden servir de contrapeso para incrementar el costo marginal privado de las empresas contaminantes de tal forma que los agentes económicos se responsabilicen por el costo externo que trasladan a la sociedad.

Fuentes
http://www.eumed.net/rev/tlatemoani/02/sjq.pdf (consultado el 21 de junio de 2015)

http://www.bdigital.unal.edu.co/26255/ (consultado el 22 de junio de 2015)
La biología y las externalidades
Después de leer algunos ensayos ya publicados en este mismo foro, podemos comenzar a comprender aquello que en economía llamamos externalidad, y como los efectos acumulados de estas externalidades impactan ya sea positiva o negativamente a la sociedad en conjunto. Sin embargo, si estas externalidades en su mayoría se traducen como impactos al medio ambiente que deterioran la calidad de los recursos naturales, ¿como es que los especialistas en las ciencias naturales afrontan o entienden estas problemáticas? y ¿que acciones se realizan en materia de políticas de estado para afrontar de manera directa estas situaciones?.
En México, dentro del marco de la protección a los recursos naturales, se han creado diversos instrumentos jurídicos tal como se menciona en el ensayo “una cortina de humo en suspenso: contaminación atmosférica”. Así como instituciones encargadas de administrar y ejercer este tipo de instrumentos. Sin embargo, poco se ha relacionado a estas medidas gubernamentales con la respuesta hacia las externalidades.
Muchas veces, la formación de un biólogo se circunscribe estrictamente en lo relacionado al estudio de la vida en la tierra, y se deja de lado el aspecto social y económico, tal como si estos no fuesen parte de un proceso evolutivo constante de una forma de vida, los seres humanos. De esta forma, poco alcanzan a comprender los especialistas de las ciencias sociales y de las ciencias naturales más allá de los límites existentes entre sus disciplinas, lo que imposibilita en gran medida la conjunción de estrategias que podrían tener mejores  efectos correctivos, para afrontar problemas que afectan de manera general a la sociedad, como es el caso de las externalidades.
En respuesta a esta situación, hoy en día se han creado nuevas disciplinas que tratan de conjuntar ambas ciencias (por ejemplo la economía ecológica), y es necesario que los actuales recursos humanos que se forman en el campo de la biología, comprendan en principio los conceptos económicos mas básicos que son de competencia para ellos, y en que forma estos se relacionan con las herramientas que ellos utilizan en su cotidianidad.
Por ejemplo, es de competencia para un biólogo el saber realizar una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y cuales son las instituciones como la SEMARNAT, CONAFOR, PROFEPA, etc. que administran y regulan procesos que tienen que ver con el aprovechamiento de los recursos naturales. Sin embargo, poco saben que estos instrumentos surgen como respuesta a los organismos internacionales que presionan a los países en vías de desarrollo, para que integren sus actividades económicas dentro de los marcos establecidos para estandarizar y mejorar las calidad del medio ambiente, y con ello incluir el costo de los procesos que deteriorar los recursos naturales dentro de los precios que se manifiestan en el mercado.
Literatura consultada 
SEMARNAT, 20115. Impacto Ambiental [internet]. Obtenido desde <http://www.semarnat.gob.mx/transparencia/transparenciafocalizada/impactoambiental> fecha de la última consulta: 18 de junio del 2015.
Arriaga, R. 2011. La Evaluación del Impacto Ambiental en México. Situación Actual y Perspectivas Futuras. México D.F. 3-6 p.

INECC. 2007. Antecedentes de la Evaluación del Impacto ambiental (1970-1994). Obtenido desde <http://www2.inecc.gob.mx/publicaciones/libros/658/antecedentes.pdf> fecha de la ultima consulta: 18 de Junio de 2015.