¿Fue el progreso
económico la mejor opción en el desarrollo del nuestro país?
¿Qué
es una economía?
Comenzaremos
hablar acerca de una definición general de economía, entendiéndose ésta como un sistema organizacional un poco
complejo, es decir, un sistema para organizar la producción de bienes y
servicios y su distribución entre la población. La economía está unida
inevitablemente al sistema natural (atmosfera, geosfera, hidrosfera y biosfera)
y a su vez al sistema social (al sistema
de reglas, costumbres, tradiciones, organizaciones y redes de comunicación,
tales como guía y redes de personas); por consiguiente, todo forma parte del
sistema económico y se relaciona muy estrechamente.
Una
economía comprende a los sectores de producción que extraen los recursos
naturales y los combinan con el capital y el trabajo, a través de procesos que
mediante el conocimiento y la tecnología producen bienes y servicios. Se puede
ver entonces que los procesos de producción están sujetos a la disponibilidad
de los recursos naturales, capital y trabajo, así como a las características
técnicas del proceso de producción. Hay que entenderse que la producción no es
un proceso de creación sino más bien de conversión. La producción útil
convierte la materia y la energía en formas más valiosas, es decir, que la
materia y la energía sean mucho más útiles para satisfacer las necesidades del
hombre. La producción eficiente maximiza el incremento de valor que resulta del
proceso. Por lo general, la producción útil y eficiente genera algunos desechos
(materia y energía con valor ya sea de cero o negativo) junto con sus productos
valiosos.
Se
incluyen también los sectores de consumo (las personas que actúan individual y
a veces colectivamente) quienes combinan los productos del sector productivo y
muchas de las veces los recursos naturales en forma directa para obtener
sustento y satisfacciones. Una parte importante es que los procesos de consumo
están sujetos a la productividad de la sociedad de la cual forma parte el
individuo mismo, de la capacidad de éste para exigir bienes y servicios que
cree necesario, (aunque esto lo sea) para competir con sus semejantes y de las
leyes de la física. Los bienes consumidos no desaparecen, sino que se les
convierte en otras formas de energía y materia, que se ven reflejados en los
desechos que generamos día con día. Los bienes y servicios que se necesitan o
se desean deben ser producidos, mientras que las formas de energía-materia
disminuyan. En vez de aumentar la satisfacción deben ser evitadas o hacer que
sean tan inofensivas como sea posible.
El impacto del hombre hacia los
ecosistemas
Una
vez comprendido la definición de economía, remontémonos al pasado cuando el Homo sapiens luchaba por su subsistencia
(encontrar alimento, abrigo y protegerse de los depredadores de animales
salvajes). El hombre, por su intelecto superior, tuvo la necesidad de
establecer una estructura social, un sistema de comunicación y organización que
le permitiese formar grupos para defenderse, domesticar a los animales salvajes
y levantar cosechas. Aprendió a utilizar pieles, madera, piedras y metales;
desarrolló las civilizaciones, las culturas, el arte, la literatura y la
religión; pero al mismo tiempo intervino en la creación de desiertos y la
destrucción de ecosistemas.
Las
grandes civilizaciones crecieron, florecieron y, cuando sobrepasaron a sus
recursos básicos y a sus estructuras organizativas, declinaron. Por
consiguiente, lo que ahora se llama progreso ha sido un proceso lento y penoso,
que trae consigo como consecuencia, alcanzar los límites.
Un poco sobre historia de la
economía
Hace
alrededor de quinientos o seiscientos años, la proporción de cambio técnico,
económico, social, político y cultural empezó a acelerarse con rapidez, primero
en Europa Occidental y después en el resto del mundo esos cambios establecieron
las condiciones que dieron lugar al progreso económico.
La
primera manifestación de este rugoso cambio fue el desarrollo de la navegación
transoceánica, que facilitó el comercio (un generador importante de
oportunidades económicas). De la misma manera, los grandes navíos, equipados
con armamento mucho más potente, hizo posible gracias al descubrimiento de los
usos militares de la pólvora, ampliaron enormemente las bases de recursos de la
Europa Occidental. Después de esto, hubo una época de exploración y pillaje
intercontinentales y de piratería, para redistribuir el botín. Al principio el
oro, y los objetos preciosos se sacaban simplemente de Asia y las Américas, para enriquecer a la tierra natal.
Después fueron las especias, los aceites y los minerales. Más tarde se explotó
una amplia gama de alimentos, fibras, minerales y recursos humanos
(explotación), para proporcionar a las economías europeas materia prima y
trabajo de esclavos. Se establecieron colonias para que sirvieran como base del
pillaje, para operar las minas y, sobre todo en los climas más cálidos, para
producir alimentos y fibras por el sistema de plantaciones.
Con
la Revolución Agraria y luego la Revolución Industrial, modificaron
radicalmente tanto las técnicas como la organización social de la producción.
La base de recursos nacionales creció a medida que se encontraban aplicaciones
para cosas que, como el petróleo, no se habían descubierto o bien eran
conocidas pero se les consideraba inútiles. Los adelantos en las áreas de
ciencias y medicina permitieron que la población creciese a un ritmo sin
precedentes. Para Europa, la importancia del mundo no europeo aumentó en vez de
disminuir. Siguió proporcionando alimentos, fibras, minerales y esclavos.
Además, las colonias proporcionaron mercados para los sobrantes industriales de
Europa y hogares para su población excedente.
Las
áreas escasamente pobladas y cuya población indígena era en particular
primitiva (América del Norte, Australia, África del Sur, y partes de
Sudamérica) vinieron a ser la frontera, que sería dominada y desarrollada por
las poblaciones europeas. La combinación del ingreso discrecional creciente y los
incentivos, proporcionada por el sistema económico internacional, liberó a los
individuos de los lazos de la familia, la comunidad y el lugar, y fomentó el individualismo y la
movilidad. Para muchos, la ubicación y las relaciones interpersonales se volvieron
transitorias, mientras que el ingreso seguía creciendo.
Los
mecanismos de organización social, el sistema jurídico y la estructura
institucional desarrollados en esos tiempos dejaron de promover la estabilidad.
Propiciaron más bien el progreso industrial, la explotación de los recursos
naturales y la transferencia de esos recursos a quienes eran más capaces de
utilizarlos.
En
todo este periodo de tiempo se basó apreciablemente en: 1) el pillaje, el
colonialismo, y la explotación de los recursos básicos de las tierras no
europeas por parte de los pueblos europeos técnicamente avanzados. Otro hecho
importante que cabe resaltar es en: 2) la explotación de recursos renovables y
no renovables. La conservación de los recursos carecía de importancia y su
reciclaje resultaba costoso, comparado con lo que costaba utilizar recursos
recientemente extraídos y limitados por las leyes de la física. El uso de
recursos no renovables representa retiros del almacén de dichos recursos. Otra
de las causas que provoca la pérdida de los recursos naturales es: 3) la
irreversibilidad de los ecosistemas. La tierra se destinó a usos que se
consideraban productivos sin considerar los cambios provocados en las comunidades
vegetales y animales. Se tiraban los desechos agrícolas e industriales sin
preocuparse por sus efectos. Como resultado de las tres condiciones anteriores,
éstas no pueden por sí mismas continuar indefinidamente sobre el planeta
Tierra. Lo que provoca que pueda modificase, sólo si se cambia la base de la
actividad económica.
Las
soluciones no se hallarán con facilidad y requerirán alguna combinación de
tecnología, sustitución de recursos, conservación y control de la población. Así
mismo, se habrá que tomar decisiones difíciles, ya que cada curso de acción
factible tendrá sus costos y también sus beneficios. Algunos cursos de acción
excluirán a otros, sin embargo, tendrá que realizarse elecciones arriesgadas
entre metas, pues al perseguir algunas implicará sacrificar a otras.
Bibliografía
Randall, A. 1985.
Economía de los Recursos Naturales y Política Ambiental. Limusa. México, D.F.
Pág. 474.
Leontief. W. 1977. El
futuro de la Economía Mundial. Siglo Veintiuno Editores. México. Pág. 239.
Gill, R. T. 1965.
Desarrollo Económico: pasado y presente. UTEHA. México, D.F. Pág. 215.